21 nov 2012

Sonriéndole a la muerte


El rumbo hacia ninguna parte lo marcan los pies.
Tuerzo esquinas y avenidas, sin saber qué va a ser.
En la calle Melancolía respiro el aire de ayer
porque si el futuro es como el presente, prefiero volver.
Que la Parca aceche, mientras no moleste,
que la vida siga, mientras no me canse,
que las ganas de vivir tapen a la muerte
y que el día de mañana me alegre de marcharme

Las nubes aquí, oscurecen mi cielo gris,
luces y sombras, barrotes de mi cárcel.
El Sol, cancerbero y confesor, me impide huir,
no quiere dar el gusto a la Luna de poder abrazarme,
y yo, caballero en las tinieblas, humano en la soledad,
blanco de mil odios de soldados por la paz:
hay golpes que ni una coraza es capaz de frenar
dentro de este bombardeo cruzado al que llaman libertad,
porque ni tú, ni yo, ¡nadie es libre!, 
somos esclavos de un sistema que nos ata;
¡ni vosotros, ni nosotros somos libres!
y todos somos invisibles a ojos de la fatalidad...

...Me siguen perros de presa hasta la trinchera,
donde guardo folios que son pedazos de corazones;
me acorralan, me amenazan, me envenenan,
y así muero por dentro, pero de pie, como los árboles...
Sus cuchillos me atraviesan por el costado y la espalda.
La sangre fluye entre los dedos, el pecho y las costillas.
Me acribillan con miradas, susurros y palabras.
Me matan por dentro, sí, pero les debo una sonrisa...


"La fatalidad nos hace invisibles" Gabriel García Márquez
"Muerta por dentro, pero de pie. Como un árbol" Alejandro Casona


No hay comentarios:

Publicar un comentario