29 dic 2012

Por favor, silencio


Hoy me derrumbé. Estaba sentado solo en la pista, con el sonido de las botas deslizando por el parquet en mi cabeza y, joder, me derrumbé. No puedo más. Sonrío, pero nada va bien, la procesión va por dentro. Éste ha sido un año de polos opuestos, de contrastes: pasamos de lo peor a lo mejor con unas palabras sinceras; de lo mejor a lo peor con un perdón y un mar de lágrimas. En estos últimos meses he conseguido sostenerme gracias a un grupo reducido de personas (y quien dice un grupo dice un par...) y gracias al basket. Amigos y deporte, los dos pilares fundamentales sobre los que me voy alzando con el paso de los días. Colegas y canastas, la familia se da por hecho que siempre está ahí.  He conocido a nuevos amigos. He conocido a los amigos que ya conocía. Quizás sea el momento de mi vida en el cual me debería sentir mejor, pero no. Me siento vacío, lleno de nada. Intento olvidarme de todo, me imagino haciendo magia con el balón en las manos como Johnson en Los Ángeles, flotando como Marley al cantar una canción, tan solo para sentirme mejor, un poco mejor. Estoy triste, cansado, agobiado, con un peso encima que no sé quitarme, dolido, jodido, tocado... intento esconder todo esto en lo más profundo de mi cuerpo, donde nadie pueda descubrirlo. La fachada impide ver lo que me prohíbo gritar a voces. Estoy destrozado, pero por favor, silencio: ésto no lo sabe nadie.                                                           
                           "Es más fácil sonreír que explicar por qué estás triste"  

 

  

2 comentarios:

  1. De uno de los que siempre están ahí, no olvides que para esto también estamos... si quieres...
    por cierto me gusta la canción.

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  2. "Colegas y canastas, la familia se da por hecho que siempre está ahí". Hay cosas tan evidentes que no haría falta ni decirlo ;)

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